Escrito por José Tomas
La sociedad que vivimos hoy en día es muy vorágine y desde luego despreocupada por las cosas mas banales y sobre todo estamos decayendo en cuanto a principios y valores personales, y sobre todo en la espiritualidad, en la verdadera Fe cristiana.
Pero, por surte para la inmensa mayoría, aunque no lo quieran ver así, todavía existimos personas entregadas al servicio de Dios, sedientos de conocer su sabiduría, preparados para poder cumplir sus designios, en especial con aquellos semejantes que por circunstancias muchas veces creadas por la sociedad, no disponen de la misma suerte ni riqueza y se ven desvalidos, excluidos y necesitados.
Esa gente que estamos dispuestos, pertenecemos a la Orden del Temple, ya sea como caballeros, damas, novicios o postulantes, o simplemente como laicos voluntarios, tenemos unos valores y una Fe en Dios que nos hace sentirnos guerreros, luchadores y defensores todo al unisono, y que somos capaces de proclamar el evangelio, expandir los territorios de la cristiandad y sobre todo de estar al lado de los mas desfavorecidos.
Haciendo un breve recordatorio de en que consiste ser Templario, vamos a decir que su fundación se sostiene en que debían de ser fieles guardianes del camino que recorrían los peregrinos para llegar a la Tierra Santa, así como participar en las guerras y batallas de las Cruzadas, ademas de tener un modo de vida muy especifico y de obligado cumplimiento, eran guerreros de Dios.
Pues bien, extrapolando esos fundamentos a la vida de hoy, es fácil de poder asimilarla, lo haremos en varios fragmentos:
Ser Guardianes, podemos decir con total testimonio que en las acciones que llevamos a cabo para estar lado de nuestros semejantes necesitados y de aquellos que no son capaces de ver a Dios pero que en su corazón lo andan buscando, ahí tendriamos nuestro primer fundamento.
Participar en las batallas, diremos que cada actividad o acción en la que participamos es un lucha constante para conseguir nuestros fines y sobre todo alcanzar las metas y medios con los que poder ayudar a los mas desfavorecidos e incluso a todos aquellos que desconocen a Dios.
Ser Guerreros de Dios, por nuestra vida interior, estamos favorecidos por ser seguidores de Dios, por tener Fe y creer en sus enseñanzas, y Él nos enviá a enseñar, a mostrar su palabra por todo lugar donde no se conozca la Fe cristiana e incluso a mejorar aquellos lugres donde ya existe pero es necesario seguir ampliando y mejorando.
Un modo de vida, desde luego no es necesario cumplir al máximo con los preceptos que se establecen en las antiguas reglas templarias, pero si que muchas de ellas, como es la austeridad, la obediencia, y desde luego ser ejemplo tanto con nuestros hermanos como con el resto de nuestros semejantes que nos rodean, apartando de nuestro lado la codicia, la avaricia, la soberbia y todos aquellos aspectos que hagan de nuestra vida un despropósito intolerable.
Nuestra Fe debe de ser capaz de mover montañas, debemos de alcanzar nuestra máxima plenitud en todo aquellos que Dios nos pide, y estar dispuestos en todo momento para seguirle y actuar ante sus designios, tenemos que ser capaces de maniobrar en todo momento, por ello nuestro interior tiene que estar siempre alimentado con Dios, sediento de conocimientos y de doctrina cristiana.
Desde luego debemos de desterrar aquellos mitos fantásticos e históricos donde los caballeros templarios iban espada en mano, dando mandobles, eso es el pasado, la sencilla historia, el solo hecho de portar el uniforme templario es un símbolo de distinción, de imagen, y que desde luego al llevarlo, quiere decir que somos auténticos templarios, por dentro y por fuera, y nadie nos dice que es una tarea fácil hoy en día, nos pueden ver con sorna y risas, pero nosotros tenemos el espíritu de la fraternidad, la hermandad y la camaradería con nuestros hermanos, ya sean de la Orden o simples ciudadanos con los que convivimos.
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